Así uní las
palabras para quemar la noche,
hacer un falso día hermoso,
y pude conocer que era la soledad
el centro de este mundo.
Y sólo atesoré miseria,
suspendido el placer para
experimentar una desdicha nueva,
besé en todos los labios posada la
ceniza,
y fui capaz de amar la cobardía
porque era fiel y era digna
del hombre
Extracte del poema «El porqué
de las palabras»